Tomar la decisión de iniciar un tratamiento de reproducción asistida no es fácil. Para muchas personas, representa el comienzo de un camino cargado de emociones, esperanzas… y muchas preguntas. En este blog abordamos las dudas más comunes que suelen surgir antes de dar el primer paso hacia la maternidad o paternidad mediante técnicas de fertilidad.
1. ¿Cuándo debo acudir a una clínica de fertilidad?
Una pareja heterosexual puede plantearse consultar a un especialista si lleva más de un año intentando concebir sin éxito (o seis meses si la mujer tiene más de 35 años). También es recomendable acudir antes en casos conocidos de endometriosis, problemas hormonales, antecedentes de enfermedades genéticas o cirugías ginecológicas previas. Las personas solteras o parejas del mismo sexo que desean formar una familia también pueden acudir sin necesidad de esperar.
2. ¿Qué tipo de pruebas me harán en la primera visita?
La primera consulta suele incluir:
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Entrevista médica detallada sobre antecedentes personales y familiares.
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Análisis hormonales.
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Ecografía transvaginal.
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Seminograma (en caso de pareja masculina).
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A veces, pruebas genéticas u otros estudios más específicos.
Estas pruebas ayudan a establecer un diagnóstico y elegir el tratamiento más adecuado.
3. ¿Cuál es el mejor tratamiento para mí?
No existe un único tratamiento ideal. Las técnicas más comunes son:
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Inseminación Artificial (IA): suele recomendarse en casos leves o cuando no hay problemas graves de fertilidad.
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Fecundación In Vitro (FIV): indicada en casos más complejos o cuando no ha funcionado la IA.
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Ovodonación: para mujeres con baja reserva ovárica o fallos previos de FIV con óvulos propios.
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Método ROPA: exclusivo para parejas de mujeres.
El tratamiento se personaliza según la edad, diagnóstico y situación de cada paciente.
4. ¿Cuáles son las tasas de éxito?
Depende de muchos factores, principalmente la edad de la mujer y el tipo de tratamiento. Por ejemplo:
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En mujeres menores de 35 años, la FIV con óvulos propios puede alcanzar tasas del 40-50% por ciclo.
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Con óvulos donados, las tasas pueden ser mayores.
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La inseminación tiene tasas más bajas, pero también es menos invasiva.
Un especialista puede darte una estimación más precisa según tu caso.
5. ¿Es doloroso o tiene efectos secundarios?
Los tratamientos son en su mayoría ambulatorios y bien tolerados. Algunos posibles efectos secundarios incluyen:
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Molestias leves por la estimulación ovárica.
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Cambios de humor, hinchazón o sensibilidad mamaria.
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En casos raros, síndrome de hiperestimulación ovárica.
Los procedimientos como la punción ovárica se hacen con sedación y no suelen causar dolor significativo.
6. ¿Qué apoyo emocional hay disponible?
La carga emocional puede ser muy alta. Muchas clínicas ofrecen:
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Asesoramiento psicológico.
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Grupos de apoyo.
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Terapias complementarias (mindfulness, acupuntura, etc.)
Hablar de tus emociones, buscar información y rodearte de personas que te apoyen es clave.