El Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) es una técnica de laboratorio que permite analizar la información genética de los embriones obtenidos mediante Fecundación In Vitro (FIV) antes de su transferencia al útero. Aunque no siempre es necesario en un tratamiento reproductivo, existen situaciones en las que su uso es especialmente recomendado para aumentar la seguridad y las probabilidades de éxito.
A continuación, te contamos cuándo es aconsejable recurrir al DGP y qué beneficios aporta en cada caso.
1. Cuando existe riesgo de transmitir una enfermedad genética hereditaria
Este es uno de los usos más importantes del DGP. La técnica permite detectar enfermedades monogénicas —causadas por un único gen alterado— como fibrosis quística, atrofia muscular espinal o hemofilia.
Está indicado para:
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Parejas portadoras de una mutación genética conocida.
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Personas con antecedentes familiares de enfermedades graves heredables.
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Casos en los que ya se ha tenido un hijo afectado.
Beneficio: se seleccionan solo embriones libres de la mutación, reduciendo prácticamente a cero el riesgo de transmitir la enfermedad.
2. En casos de alteraciones cromosómicas en uno o ambos miembros de la pareja
Algunas personas son portadoras de translocaciones, inversiones o anomalías cromosómicas equilibradas que no afectan a su salud, pero sí pueden comprometer la viabilidad embrionaria.
El DGP permite identificar embriones cromosómicamente normales para su transferencia.
Beneficio: disminuye el riesgo de abortos espontáneos y fallos de implantación.
3. Cuando hay edad materna avanzada
A partir de los 38–40 años, aumenta la probabilidad de que los ovocitos presenten alteraciones cromosómicas (aneuploidías). Esto reduce las tasas de éxito e incrementa el riesgo de aborto.
Indicación: mujeres de edad avanzada que desean optimizar el proceso de FIV.
Beneficio: seleccionar embriones cromosómicamente normales aumenta las posibilidades de lograr un embarazo evolutivo.
4. Ante abortos de repetición sin causa aparente
Si la pareja ha sufrido dos o más abortos, especialmente si los estudios previos no encuentran una causa clara, puede existir un componente cromosómico no detectado.
El DGP ayuda a identificar embriones viables y descartar aquellos con alteraciones cromosómicas incompatibles con el desarrollo.
Beneficio: mayor seguridad y reducción del riesgo de un nuevo aborto.
5. Tras varios fallos de implantación en tratamientos previos
Cuando se han realizado varios ciclos de FIV con embriones de buena calidad sin lograr embarazo, puede sospecharse un problema genético subyacente.
El DGP permite estudiar los embriones para seleccionar los más competentes.
Beneficio: favorece un tratamiento más eficaz y personalizado.
6. En casos de infertilidad masculina severa
Algunas alteraciones genéticas o cromosómicas pueden estar asociadas a problemas graves en la calidad espermática.
En estos casos, el DGP puede ser útil para analizar los embriones y reducir el riesgo de transmitir ciertas anomalías.
7. Cuando se desea evitar problemas cromosómicos asociados a fallos tempranos del embarazo
Incluso sin antecedentes clínicos, algunas parejas pueden optar por el DGP para aumentar la seguridad del proceso, especialmente cuando se buscan altas probabilidades de éxito en un único ciclo o se desea minimizar riesgos por motivos personales o médicos.
Conclusión
El DGP no es una técnica imprescindible para todos, pero sí una herramienta fundamental en situaciones específicas que pueden comprometer la salud del futuro bebé o el éxito del tratamiento.
Cuando existe riesgo genético, antecedentes reproductivos complejos o factores que disminuyen la calidad embrionaria, el DGP aporta tranquilidad, seguridad y mayores probabilidades de lograr un embarazo sano.
En nuestra clínica, estudiamos cada caso de forma individual para determinar si el DGP es recomendable, explicando sus beneficios, limitaciones y expectativas reales.

