El cáncer epitelial de ovario es la cuarta causa de muerte por cáncer en la mujer y la etiología más frecuente de muerte por cáncer ginecológico en el mundo desarrollado. Alrededor del 80% de los casos son diagnosticados en estadios finales de la enfermedad, con lo que la supervivencia se sitúa alrededor del 15% a los 5 años.
El cáncer de ovario con frecuencia se detecta cuando este ya se ha expandido a la pelvis y el abdomen. En este estadio tardío, en más difícil tratar el cáncer de ovario.
El tratamiento del cáncer de ovario en un estadio temprano, cuando la enfermedad se encuentra solo en el ovario, tiene más probabilidades de ser exitoso.
SÍNTOMAS
La mayoría de las pacientes diagnosticadas de cáncer de ovario presenta algún síntoma poco específico, como por ejemplo: molestias o presión hipogástrica, hinchazón, diarrea, ciclos irregulares, dolor lumbar, fatiga, disuria y dispareunia.
En la enfermedad más avanzada pueden aparecer distensión abdominal, náuseas y anorexia debidas a la presencia de ascitis o metástasis en intestinos u omento.
FACTORES DE RIESGO
La identificación de las mujeres que más riesgo tienen de desarrollar un cáncer de ovario puede ayudar para la selección del grupo que más se beneficiaría de las estrategias de detección precoz.
Raza: la raza caucásica desarrolla cáncer de ovario casi 1,5 veces más frecuentemente que la raza negra.
Factores reproductivos: la infertilidad de modo independiente y por sí sola parece ser un factor de riesgo para el desarrollo de un cáncer de ovario, sin embargo los tratamientos para la infertilidad no parecen incrementar el riesgo por sí solos.
El uso prolongado de anticonceptivos parece disminuir el riesgo de desarrollo de un cáncer de ovario, asi como la multiparidad. La terapia hormonal sustitutiva parece que puede incrementar el riesgo tras más de diez años de tratamiento, aunque no hay ensayos clínicos al respecto. La ligadura de trompas o la histerectomía pueden también reducir el riesgo de cáncer de ovario.
Factores genéticos
En los estudios poblacionales se identifica la historia familiar como uno de los factores de riesgo más influyentes en el desarrollo del cáncer de ovario. Las mujeres con un familiar afectado tienen un riesgo de desarrollar la enfermedad del 5%, mientras que entre las que tienen dos familiares éste aumenta al 7%. Por el contrario, las mujeres con un síndrome de cáncer de ovario hereditario, que se define como la presencia de al menos dos familiares de primer grado con cáncer de ovario, tienen una probabilidad de un 25-50% de desarrollar un cáncer de ovario durante su vida.
En el momento actual, se recomienda el cribado de aquellas mujeres con historia familiar de cáncer de ovario, siempre individualizando el riesgo.
DIAGNÓSTICO
Las pruebas y los procedimientos que se utilizan para diagnosticar el cáncer de ovario son los siguientes:
- Examen pélvico. Durante un examen pélvico, se realiza una palpación y movilización de los órganos pélvicos, asi como visualización por especuloscopia de vagina y cervix
- Pruebas de diagnóstico por imágenes. Las pruebas, como ecografías o tomografías computarizadas del abdomen y de la pelvis, pueden ayudar a determinar el tamaño, la forma y la estructura de los ovarios.
- Análisis de sangre. Los análisis de sangre podrían incluir análisis de los marcadores tumorales que permiten ayudar al diagnóstico. Estos análisis son inespecíficos por lo que no implican la presencia de cancer, pero pueden proveer indicios sobre el diagnóstico y el pronóstico.
TRATAMIENTO
Cirugía
La cirugía del cáncer de ovario dependerá del estadio y del pronostico del mismo. En estadios muy iniciales podrá realizarse extirpación de un solo ovario, y en caso de encontrarse metástasis o afectación a distancia será necesario realizar un cirugía completa de todas las lesiones asi como los ganglios pélvicos y para aórticos.
Si el cáncer es avanzado, es posible que se recomiende quimioterapia seguida de una cirugía para extirpar la mayor cantidad de cáncer que sea posible.
Quimioterapia
La quimioterapia es un tratamiento que utiliza medicamentos para combatir las células de crecimiento rápido en el cuerpo, incluidas las cancerosas. Los medicamentos de quimioterapia se pueden inyectar en una vena o se pueden tomar por vía oral. A veces, los medicamentos se inyectan directamente en el abdomen (quimioterapia intraperitoneal).
La quimioterapia se suele usar después de la cirugía para destruir todas las células cancerosas que puedan haber quedado. También puede usarse antes de la cirugía