La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) definen la infertilidad o esterilidad como una enfermedad del sistema reproductivo que se caracteriza por la no consecución de un embarazo clínico tras 12 meses o más de relaciones sexuales habituales sin el empleo de métodos anticonceptivos.
Mala alimentación como causa de la infertilidad
La prevalencia de infertilidad en España se estima que es del 15 al 17 %. De este porcentaje, el 40 % de los casos de infertilidad se deben a problemas de causa masculina, otro 40 % a problemas de causa femenina y el 20 % restante a causas mixtas o idiopáticas (desconocidas).
Una de las causas principales de este aumento en los problemas de fertilidad se debe a la adopción de malos hábitos alimentarios, incrementando así el número de personas con malnutrición. Estar por debajo o por encima del peso saludable afecta a la fertilidad teniendo repercusiones en el sistema hormonal comprometiendo a los órganos reproductores.
Por ello, es tan importante llevar a cabo una alimentación saludable, tanto para tener un buen equilibro hormonal como para tener un peso saludable para concebir.
Problemas que causa una mala alimentación en la fertilidad
En las mujeres
- Sobrepeso/obesidad: La grasa corporal es necesaria para la producción de hormonas reproductoras, pero un exceso de ésta puede incrementar los niveles de estrógenos, causando ciclos menstruales irregulares y obstaculizando la ovulación. Diversos estudios indican que si una mujer con sobrepeso y problemas para concebir pierde entre el 5% y el 10% de su peso, pueden aumentar de forma significativa las posibilidades de quedarse embarazada. Por lo tanto, en casos de sobrepeso u obesidad, un seguimiento nutricional con objetivo de reeducación alimentaria y pérdida de peso, podría ayudar de manera significativa durante el proceso.
- Bajo peso: Un peso insuficiente puede comprometer el funcionamiento de las hormonas pituitarias (FSH y LH) encargadas de regular el ciclo ovulatorio deteniendo la ovulación y la menstruación (lo que entendemos como amenorrea). Por lo que también resulta interesante acudir a una consulta de nutrición durante un proceso de fertilidad para saber si estoy llevando a cabo una dieta con todos los macronutientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas saludables) y micronutrientes (vitaminas y minerales) necesarios para ayudar en el proceso.
En los hombres
- Sobrepeso: El sobrepeso y la obesidad, además de unos niveles altos de insulina asociados, puede reducir los niveles de testosterona, afectando a la producción de esperma. Además, una gran cantidad de grasa en el abdomen se ha asociado a un aumento de la aromatasa, enzima que se encarga de convertir la testosterona en estrógenos, afectando de nuevo a la generación de esperma.
- Bajo peso: La relación entre bajo peso y fertilidad masculina no está muy estudiada, pero se ha visto que un peso insuficiente puede provocar una menor calidad y cantidad de esperma.
En definitiva, mediante la nutrición también podemos ayudar de manera significativa en un proceso de fertilidad, ya sea si se necesita más que una bajada de peso, una reducción de grasa corporal para así asegurar nuestro proceso de fertilidad, como para también conocer alimentos ricos en ciertas vitaminas, como por ejemplo la vitamina C, que puede resultar muy interesante en estos procesos.